Sobrevivo. Sigo viva. Paso por alto lo negativo, lo reprimo, lo guardo en lo más recóndito de mi ser o lo transformo en historias que jamás pasaron. Junto memorias, me aislo, me pierdo. Escribo. Son días candentes, calurosos y sin vida los que me dedico a escribir, a relatar mis desventuras, mis secretos más intimos. Me queda la tranquilidad de saber que no conté lo peor, que lo más oscuro se queda conmigo.
La gente me da miedo: sé que no van a entender. Nadie va a entender jamás lo que me pasó. Ojalá tuviese videos, ojalá pudiese entregar a cada persona que entra en mi vida un disco con mis datos. Ojalá, así nadie se decepcionaría, así nadie crearía demasiadas expectativas conmigo. No, no soy brillante ni la mejor, no soy la más coherente tampoco. Soy poco, y de lo poco que soy, poco entiendo. Me he dejado pisar, basurear, usar. He dejado que hicieran lo que quisieron con mi cuerpo, con mi mente y mis deseos. De muchas cosas jamás me recuperaré, otras tantas las olvidaré con el tiempo. Cada una de ellas me ha dejado una marca. Él me pide que use cicatrizante para sacarme las huellas de los brazos: yo quiero que esas marcas se queden. Las ciento un marcas de mis brazos, los miles de dolores que me trajeron sangre no voy a olvidarlos. No quiero que las marcas se vayan. Se irán con el tiempo, con la posibilidad de olvido, con el aprendizaje. Por lo demás no me preocupo: lo conozco, sé que no va a ser feliz con nadie porque ni siquiera es felíz consigo mismo. Siempre volvió, siempre vuelve, siempre va a volver....
La gente me da miedo: sé que no van a entender. Nadie va a entender jamás lo que me pasó. Ojalá tuviese videos, ojalá pudiese entregar a cada persona que entra en mi vida un disco con mis datos. Ojalá, así nadie se decepcionaría, así nadie crearía demasiadas expectativas conmigo. No, no soy brillante ni la mejor, no soy la más coherente tampoco. Soy poco, y de lo poco que soy, poco entiendo. Me he dejado pisar, basurear, usar. He dejado que hicieran lo que quisieron con mi cuerpo, con mi mente y mis deseos. De muchas cosas jamás me recuperaré, otras tantas las olvidaré con el tiempo. Cada una de ellas me ha dejado una marca. Él me pide que use cicatrizante para sacarme las huellas de los brazos: yo quiero que esas marcas se queden. Las ciento un marcas de mis brazos, los miles de dolores que me trajeron sangre no voy a olvidarlos. No quiero que las marcas se vayan. Se irán con el tiempo, con la posibilidad de olvido, con el aprendizaje. Por lo demás no me preocupo: lo conozco, sé que no va a ser feliz con nadie porque ni siquiera es felíz consigo mismo. Siempre volvió, siempre vuelve, siempre va a volver....