De mi sinceridad lo único que queda es la mirada, nunca más brillará como lo sabía hacer pero es lo que me quedo de mi propia naturaleza, de mi felicidad; fotos y sonrisas pero nunca más va a volver a ser la causa de mi propia alegría. De la satisfacción muy poco queda, solo estados aparentes. De mi placer y de mi misma ya nada, es tan difícil cuando hay que volver a quererse a una misma. Volver a oler el perfume, volver a encontrarte en el espejo antes de perderte en la nada. Tan difícl conocerte, tan triste es no poder concentrarse en los propios lunares... tan confuso todo, tanto llanto queda. Soy mi propio sintoma, mi propio llanto, mi propia tristeza. Soy la que no puede dejar de lastimarse porque ya no sabe como cuidarse y porque casi no encuentro motivos para hacerlo. Disfruto del no estar presente, pero cuando caigo es todo tan triste, me miento… disfrazo el llanto en miedo, cambié el rosa por el gris. Si llorar ya no me cuesta nada... entendi que tengo que aceptar el destino, no me escapo más. Siempre que este sea mi estilo propio y el dolor de mi misma sea sincero, acá estoy para poder seguir, para conocer más de lo que me lastima y para caminar con estos pies llenos de lagrimas. Me abrazo a lo que me queda de mi soledad.. y eligo encontrarme.