La culpa siempre fue mía por soñar estando despierta, por creerme un cuento como estos, por desear un amor sin consuelo. Llorar de tristeza y dicha, sin importar si fue solo mentira, sin desear pensar todavía en la triste realidad que me lo advertía. Ahora debo olvidarte porque no puedo sufrir por siempre, ya encontraré en alguna parte a alguien que pueda quererme, a quien pueda amar sin dolerme...